Mi cuerpo se estremece al contacto de tus manos frías, y te da por ponerlas en lugares raramente visitados con anterioridad, tus dedos se mueven como si fuera la ruta mas acostumbrada para ellos.
Tus labios se escurren como tratando de descubrir si en algún centímetro el sabor delatará algo más de mis esencia. No me das tiempo ni siquiera de ponerme al corriente con tu instinto. Muestras una sonrisa muy sugerente indicando el lugar en el que habrás de parar, y vaya que tus dedos si conocían el camino, y con ellos al compás de tu lengua me llevan al grito mas lastimero que he dado alguna vez.
Subes rápidamente para de una manera feroz dejarme boca abajo, adueñándote de mi cabello y de mi vientre, para lentamente posar tus uñas por mi espalda y deslizarlas, dejando una marca profunda en ella pero jamás tan profunda como la que el mismo hecho está dejando en mi.
Aun sin que el cansancio se asome me pones frente a ti y te agitas como si al hacerlo reclamaras lo que ya de por si te pertenece… Y entre tu maravilloso frenesí mis dientes se asoman, para apoderarse de tu cuello un momento antes de la explosión.
Abnnia